ROVROVODONTOLOGÍA VITAL
REVISTA ODONTOLOGÍA VITAL
P. 18
No. 39, Vol 2, 17-26 2023 I ISSN:2215-5740
relativamente constantes y permiten, a partir
de la dicultad de la misma remoción, crear un
mapa mental para llegar a la meta, que sería la
extracción quirúrgica. La clasicación no puede
ser un mero paso protocolario al observar la
radiografía, sino que debe ser una herramienta
que permita visualizar los diferentes pasos que
se van a requerir para cumplir el objetivo.
De esta forma, será posible tener un criterio de
la dicultad y el tiempo aproximado, el cual se
adapte lo mejor posible a un tiempo silla que
sea racional para el paciente y que le permita
decidir al operador si mejor divide la remoción
de los cuatro terceros molares en diferentes
tiempos quirúrgicos.
DESARROLLO
Una de las clasicaciones más básicas
existentes es, sin lugar a dudas, la de si el tercer
molar se encuentra retenido completamente,
es decir, si no tiene ninguna comunicación con
la cavidad oral o si se encuentra parcialmente
retenido, de manera que se puede observar
algo de la corona en la cavidad oral (Horch,
1996).
Una de las clasicaciones más conocidas es
las de Winter de 1926, en la que se reeja la
orientación del tercer molar con respecto a
su eje, sea vertical, vestibuloangular, invertido,
horizontal, linguoangular o inusual (Chiapasco,
2004); también está la clasicación de
Pell y Gregory de 1942, que se basa en dos
subclasicaciones: la primera fundamentada
en la disponibilidad de espacio entre la distal
del segundo molar y la rama ascendente
mandibular: clase I, mediante la cual se
observa la totalidad de la corona, porque existe
suciente espacio; clase II, en la que se observa
la mitad de la corona del tercer molar debido a
que existe un espacio insuciente entre la distal
del segundo molar y la rama ascendente; y
clase III, cuando la totalidad de la corona no se
aprecia dada la ausencia de espacio entre la
distal del segundo molar y la rama ascendente.
La segunda subclasicación está basada en
la posición craneo caudal relativa a la porción
más craneal del tercer molar con respecto a
la oclusal del segundo molar: posición A, en la
que la porción más coronal del tercer molar se
encuentra a nivel o sobre oclusal del segundo
molar; posición B, cuando la porción más
coronal del tercer molar se halla entre la oclusal
y la cervical del segundo molar; y posición C,
mediante la cual la porción más coronal del
tercer molar se ubica debajo de cervical del
segundo molar.
Ambas clasicaciones son, evidentemente, de
conocimiento obligatorio y, además, resultan un
terreno común para compartir la información
relativa a los terceros molares con otros
profesionales en Odontología.
Se requiere la unión de ambas clasicaciones
para ubicar al tercer molar en el espacio, lo cual
es relevante, sin embargo, no permite predecir
los pasos requeridos para remover la pieza.
También existen factores radiológicos por
considerar (Raspall, 1994) como la angulación,
la relación con la rama ascendente, la
profundidad de la impacción, el ligamento
periodontal, el saco folicular, la forma radicular,
la forma y el tamaño de la corona, la relación
con el segundo molar, el segundo molar, el
conducto alveolar inferior y la textura ósea.
Dado lo anterior, entonces, es mandatoria
una aclaración de cada uno de los puntos
anteriores, los cuales, nalmente, levantan un
criterio sobre la localización, las relaciones y la