REVISTA ODONTOLOGÍA VITAL
ROVROVODONTOLOGÍA VITAL P. 17
No. 39, Vol 2, 17-26 2023 I ISSN:2215-5740
Clasicación alternativa para terceros molares
:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
Alternate classication for third molars
Vargas-Martínez, J. Universidad de Costa Rica, Especialista en Cirugía Oral y Maxilofacial, San José, Costa Rica
ORCID https://orcid.org/0009-0009-1322-2351 / dentaldoctorcr@gmail.com
Resumen
Introducción
En el presente artículo se describen las diferentes clasicaciones de terceros molares retenidos y se recomienda una nueva
clasicación que permite predecir la dicultad para la remoción respectiva.
Objetivo
Lo anterior tiene la nalidad servir de guía para que los estudiantes o profesionales en Odontología utilicen como clasicador
el grado de dicultad de terceras molares, el cual se constituiría en un instrumento de medición del tiempo necesario para
remover la pieza dental, los pasos necesarios para dicha remoción y la morbilidad relacionada.
Abstract
introduction
Different literaly classications of impacted wisdom teeth will be shown in adddition to a new categorization wich predicts
their removal difculty.
Aim
The goal of the above statement is to be used as a guide for students and/or collegues to classify the degree of difculty as a
tool to measure the needed time to extract the tooth and the necessary steps to remove it and the related morbility.
Palabras clave:
terceros molares, clasicación, cavidad oral, cirugía oral, odontología.
Key words:
wisdom teeth, classication, oral cavity, oral surgery, dentistry.
Vargas-Martínez, J. (2023) Clasicación alternativa de tercera molares. Odontología Vital No. 39, Vol 2, número de 17-26, https://doi.org/ 10.59334/ROV.v2i39.561
INTRODUCCIÓN
La clasicación de terceros molares es, sin duda,
una necesidad para considerar su remoción.
Usualmente, la herramienta básica para lo
anterior es una radiografía panorámica, a partir
de la cual se realiza una clasicación general de
la posición y los pasos requeridos para remover
la pieza en cuestión.
A su vez, dicha clasicación se basa en los
principios básicos quirúrgicos de remoción de
terceros molares.
Por supuesto, hay que considerar los aspectos
propios de la salud general del paciente como
punto de partida. Una vez superado este
punto, el enfrentamiento con una cordal en
una mala posición requiere que el operador
cuente con estudios básicos de anatomía
humana y dental, siología y farmacología, así
como conocimiento teórico quirúrgico para,
nalmente, poder ejecutar el procedimiento y
remover las piezas que tengan la indicación.
Hay que tomar en cuenta que la cirugía
de remoción de cordales conlleva pasos
quirúrgicos que, con algunas variantes, son
Recibido 2023-03-23
Revisado 2022-03-28
Aceptado 2023-04-09
ROVROVODONTOLOGÍA VITAL
REVISTA ODONTOLOGÍA VITAL
P. 18
No. 39, Vol 2, 17-26 2023 I ISSN:2215-5740
relativamente constantes y permiten, a partir
de la dicultad de la misma remoción, crear un
mapa mental para llegar a la meta, que sería la
extracción quirúrgica. La clasicación no puede
ser un mero paso protocolario al observar la
radiografía, sino que debe ser una herramienta
que permita visualizar los diferentes pasos que
se van a requerir para cumplir el objetivo.
De esta forma, será posible tener un criterio de
la dicultad y el tiempo aproximado, el cual se
adapte lo mejor posible a un tiempo silla que
sea racional para el paciente y que le permita
decidir al operador si mejor divide la remoción
de los cuatro terceros molares en diferentes
tiempos quirúrgicos.
DESARROLLO
Una de las clasicaciones más básicas
existentes es, sin lugar a dudas, la de si el tercer
molar se encuentra retenido completamente,
es decir, si no tiene ninguna comunicación con
la cavidad oral o si se encuentra parcialmente
retenido, de manera que se puede observar
algo de la corona en la cavidad oral (Horch,
1996).
Una de las clasicaciones más conocidas es
las de Winter de 1926, en la que se reeja la
orientación del tercer molar con respecto a
su eje, sea vertical, vestibuloangular, invertido,
horizontal, linguoangular o inusual (Chiapasco,
2004); también está la clasicación de
Pell y Gregory de 1942, que se basa en dos
subclasicaciones: la primera fundamentada
en la disponibilidad de espacio entre la distal
del segundo molar y la rama ascendente
mandibular: clase I, mediante la cual se
observa la totalidad de la corona, porque existe
suciente espacio; clase II, en la que se observa
la mitad de la corona del tercer molar debido a
que existe un espacio insuciente entre la distal
del segundo molar y la rama ascendente; y
clase III, cuando la totalidad de la corona no se
aprecia dada la ausencia de espacio entre la
distal del segundo molar y la rama ascendente.
La segunda subclasicación está basada en
la posición craneo caudal relativa a la porción
más craneal del tercer molar con respecto a
la oclusal del segundo molar: posición A, en la
que la porción más coronal del tercer molar se
encuentra a nivel o sobre oclusal del segundo
molar; posición B, cuando la porción más
coronal del tercer molar se halla entre la oclusal
y la cervical del segundo molar; y posición C,
mediante la cual la porción más coronal del
tercer molar se ubica debajo de cervical del
segundo molar.
Ambas clasicaciones son, evidentemente, de
conocimiento obligatorio y, además, resultan un
terreno común para compartir la información
relativa a los terceros molares con otros
profesionales en Odontología.
Se requiere la unión de ambas clasicaciones
para ubicar al tercer molar en el espacio, lo cual
es relevante, sin embargo, no permite predecir
los pasos requeridos para remover la pieza.
También existen factores radiológicos por
considerar (Raspall, 1994) como la angulación,
la relación con la rama ascendente, la
profundidad de la impacción, el ligamento
periodontal, el saco folicular, la forma radicular,
la forma y el tamaño de la corona, la relación
con el segundo molar, el segundo molar, el
conducto alveolar inferior y la textura ósea.
Dado lo anterior, entonces, es mandatoria
una aclaración de cada uno de los puntos
anteriores, los cuales, nalmente, levantan un
criterio sobre la localización, las relaciones y la
REVISTA ODONTOLOGÍA VITAL
ROVROVODONTOLOGÍA VITAL P. 19
No. 39, Vol 2, 17-26 2023 I ISSN:2215-5740
orientación del tercera molar en cuestión.
No obstante, la edad juega un papel
preponderante no solo por la posible
interferencia sistémica, sino también por la
mineralización y la densidad ósea que, per se,
diculta el procedimiento de remoción (Raspall,
1994).
Todas la clasicaciones se basan en imágenes
radiológicas, periapicales, panorámicas y CBCT,
que, en el caso del sistema de clasicación
de dientes retenidos (Hupp et ál., 2010), se
recomienda que el análisis realizado por parte
del cirujano no solo considere la condición
sistémica del paciente y la posición nal de la
pieza retenida, sino además la dicultad nal y
la habilidad del operador.
De acuerdo con Hupp et ál. (2010), la angulación
mesioangular es la más favorable y sucede
en un 43 % de los casos; la posición horizontal
(3 %) es la segunda menos fácil; seguida por
la vertical, que está presente en un 38 % de las
ocasiones; por último, la distoangular (6 %) es la
cuarta posición menos favorable.
Además, existen otras posiciones típicas de
la clasicación de Winter como la lingual o la
vestibular.
Estos autores también abordan la relación
entre el borde anterior de la rama ascendente
y el plano oclusal, la cual es propia de la
clasicación de Pell y Gregory.
Hupp et ál. (2010) incluyen la morfología
radicular considerando la longitud de la raíz y lo
que se asume óptimo para la remoción cuando
la formación radicular se encuentra de uno a
dos tercios, mientras que advierten sobre la
ausencia de desarrollo como lo no ideal.
Además, dichos autores establecen que las
raíces fusionadas son más fáciles de remover
que las ampliamente separadas. En cuanto a
la curvatura, Hupp et ál. (2010) estiman más
favorable que sea suave hacia distal.
Por su parte, ellos consideran más compleja
la remoción cuando el ancho de la raíz es
mayor que la corona, así como en el caso del
ligamento periodontal en pacientes con más de
cuarenta años, pues, al ser este más estrecho, la
remocion implica una mayor dicultad.
Respecto al tamaño del folículo, Hupp et
ál. (2010) arman que, cuanto más grande
sea este, habrá una mayor facilidad para la
remoción de la pieza dental.
En cuanto a la densidad del hueso circundante,
la valoración radiológica la considera poco
able, por lo que se realiza por edad. Los
pacientes con 18 años o menos tienen una
densidad ósea favorable, mientras que los
pacientes mayores de 35 años poseen una
mayor densidad ósea, por lo que no hay
expansión y se debe realizar más corte de hueso
con broca.
Sobre el contacto con el segundo molar
inferior, es decir, cuando no hay espacio visible,
radiológicamente, se requiere más cuidado
para no dañar a la pieza vecina; un riesgo
que aumenta con restauraciones grandes,
endodoncia o caries grandes que pueden
aumentar la posibilidad de fracturas. Lo anterior
se diferencia de cuando sí existe espacio entre
el tercer y el segundo molar.
La cercanía del canal mandibular también
aumenta la dicultad.
ROVROVODONTOLOGÍA VITAL
REVISTA ODONTOLOGÍA VITAL
P. 20
No. 39, Vol 2, 17-26 2023 I ISSN:2215-5740
En lo que concierne a la naturaleza del tejido
de recubrimiento, la clasicación que utilizan
algunas compañías aseguradoras se divide en
tres tipos de retención: 1) tejido blando, 2) ósea
parcial y 3) ósea completa. Cada tipo está
denido por su propio nombre.
Finalmente, Hupp et ál. (2010) muestran 11
factores para las retenciones quirúrgicas menos
difíciles y otros 11 factores que indican las más
diciles.
Lo anterior es un poco complejo de dimensionar
para efectos de remoción de terceros molares,
pues ¿cuántos de estos factores están
presentes para un cirujano menos entrenado
o cuántos de los factores más difíciles son una
alarma para decidir un tratamiento conservador
en el caso de un cirujano más entrenado?
Por su parte, los mismos autores clasican los
terceros molares superiores de la siguiente
forma: posición vertical en un 63 %, distoangular
en un 25 %, mesioangular en un 12 % y otras
posiciones inusuales en un 1 %. Hupp et ál. (2010)
estiman que la distoangular y la vertical son las
posiciones más fáciles de remover, mientras
que la mesial es la más difícil.
Dichos autores comentan que la posición más
vestibular del tercer molar superior asume un
hueso cortical bucal más delgado, contrario a
una posición más palatina, en donde hay que
hacer una mayor eliminación del hueso.
También señalan las mismas consideraciones
con las terceras molares inferiores, en cuanto a
la morfología de las raíces, la densidad ósea y
el espacio del ligamento periodontal y respecto
a la clasicación de algunas aseguradoras.
Asimismo, Hupp et ál. (2010) se reeren a la
cercanía del antro maxilar y la posible fractura
de la tuberosidad. Ellos mencionan que, entre
más edad, hay un mayor riesgo de fractura de
la tuberosidad.
Existe otra propuesta de clasicación de
cordales inferiores impactadas (Gintaras y
Povilas, 2013), mediante la cual se establece un
puntaje acerca del grado de riesgo de la posible
intervención.
Gintaras y Povilas (2013) establecen la posición
de la tercera molar inferior en convencional
0, simple 1, moderada 2 y complicada 3; la
posición con la segunda molar M y la rama
ascendente R; la relación con la cresta
alveolar A y el canal mandibular C; la posición
bucolingual en relación con la paredes lingual
y bucal B; y la posición espacial S, lo anterior en
ángulos.
Lo anterior se resume en el siguiente puntaje:
extracción convencional cuando todos los
parámetros dan 0; extracción simple si al
menos uno de los parámetros da 1; extracción
moderada si al menos un parámetro da 2 (en
esta se plantea la posibilidad de coronectomía);
y extracción complicada cuando al menos uno
de los parámetros da 3, aquí se habla de un
abordaje extraoral.
Para una pieza mesioangualda, se puede
clasicar como M1, R1, A2, C2, B1 y S3.
En este caso, al dar un puntaje 3, se considera
complicada.
Se trata de una clasicación compleja que,
efectivamente, trata de simplicar otros
parámetros como los establecidos por Rood
y Shehab en 1990, que instauran 7 indicadores
solo para el canal mandibular.
REVISTA ODONTOLOGÍA VITAL
ROVROVODONTOLOGÍA VITAL P. 21
No. 39, Vol 2, 17-26 2023 I ISSN:2215-5740
Esto denota una precisión absoluta que llega
a confundir al operador en cuanto a la cirugía
misma del tercer molar, pues no existe una
correlación entre el puntaje obtenido de riesgos
y la forma en que se va a remover la pieza
dental.
La otra clasicación de cordales inferiores
impactadas (Kuntz y Schulze, 2021), llevan a
un nivel de precisión mayor la relación del
canal mandibular con respecto a las cordales
mediante el uso de imagenología tridimensional
utilizando un total de 8 parámetros, primero
separa 2 subgrupos: la posición de cordales
en la mandíbula y , además, la relación de
espacial de las cordales con respecto al canal
mandibular.
Distinguen si la cordal es derecha o izquierda.
Se mide el ángulo de la cordal con respecto al
plano horizontal dado por el borde inferior de
la mandíbula lo que va a indicar si la posición
es vertical (+) o (-) u horizontal expresado en
grados que se dene como a.
Por otra parte los términos tales como buco,
linguo, mesio o disto se reere a la dirección a la
que la corona apunta. La altura cráneo caudal
se representa como (h) y que se subdivide en
hA: en el que la cordal llega al plano oclusal, en
hB: en el que la cordal está erupcionando, en
hBC: la cordal está a punto de erupcionar y en
contacto con la cortical, en hC: la cordal está
cubierta por completo en hueso.
En lo que respecta al número de raíces, se
registran de la siguiente manera: una (r1), dos
(r2), tres (r3), cuatro (r4) o cinco (r5).
En cuanto a la relación de la cordal con
el canal mandibular que puede pasar por
cranial, caudal, lingual, bucal, interradicular
o intraradicular y, además, puede estar en
contacto (wc) o sin contacto (noc).
Por otro lado la distancia entre la cordal y el
canal mandibular lo denen como x, que se
divide en d_íntimo: x 1mm, d_cerca: 1 ˂ x ˃ 3
mm, d_lejano: x ≥ 3.
En cuanto a la localización del canal mandibular
(c) en sentido buco lingual independientemente
de su altura, sólo la forma como recorre la
mandíbula sea c-lingual, c-central o c-bucal.
En caso que el canal mandibular tenga
contacto con la cordal, entonces el contorno del
conducto se ve deforme, lo que se corrobora en
la tomografía.
Igualmente en ésta clasicación (Kuntz y
Schulze, 2021), se pretende un predicción de la
dicultad que fue estudiado en 483 pacientes,
no hace una correlación directa entre la
dicultad y la técnica recomendada para cada
uno de ellas, siendo un poco complejo el realizar
el diagnóstico con 8 parámetros a considerar.
Por otro lado no contempla cordales superiores.
Aun así, se considera que el estudio de las
clasicaciones es, per se, un conocimiento
requerido en el caso de que el operador
desee remover los terceros molares. Es decir,
el conocimiento básico en relación con el
procedimiento de remoción de los terceros
molares y sus implicaciones anatómicas
y estadísticas relacionadas, así como la
morbilidad propia, deben estar claros de previo.
PROPUESTA ALTERNATIVA PARA TERCEROS
MOLARES
La propuesta alternativa a las anteriores
clasicaciones se basa en la observación
y experiencia del autor con base en los
procedimientos realizados durante 37 años.
ROVROVODONTOLOGÍA VITAL
REVISTA ODONTOLOGÍA VITAL
P. 22
No. 39, Vol 2, 17-26 2023 I ISSN:2215-5740
Impacción verde:
Realizar una incisión desde la línea oblicua
interna-externa hasta la distovestibular de la 7;
luego, de la marginal al centro vestibular de la 7
y, a partir de ahí, hacer un componente vertical.
Utilizar el elevador en la mesial y elevar la pieza.
En este caso, por lo general, el tercer molar
se encuentra vertical semierupcionado
con las raíces fusionadas o tan unidas que
prácticamente no hay hueso interradicular (ver
gura 1).
Si el tercer molar es superior, entonces la incisión
será desde la tuberosidad con un corte en la
centro-vestibular hasta la distovestibular de
la 7; después, de la marginal a la mesial de la
pieza, para así hacer un componente vertical
levemente inclinado hacia la mesial; de igual
forma, se debe colocar un elevador de 2 mm de
Bein en la mesial y elevar la pieza.
En algunas ocasiones, se encuentra un hueso
papiráceo en la vestibular que se remueve con
facilidad y no impide la remocion del tercer
molar superior.
Si esto sucede, el tercer molar superior se halla
vertical semierupcionado o máximo a la altura
de la cervical del segundo molar.
Figura 2
Impacción azul
Fuente: Vargas (2023)
Se va observando un patrón que se repite entre
los casos operados de cordales, que al nal
tiene una implicación directa entre la posición y
el procedimiento a realizar para cada posición
del tercer molar, de manera que se considera la
posición, la profundidad y la angulación como
un todo, teniendo como implicación directa la
correlación entre la dicultad de la cordal para
removerla y la técnica para cada dicultad.
Figura 1
Impacción verde
REVISTA ODONTOLOGÍA VITAL
ROVROVODONTOLOGÍA VITAL P. 23
No. 39, Vol 2, 17-26 2023 I ISSN:2215-5740
Fuente: Vargas (2023)
Impacción azul:
Efectuar una incisión desde la línea oblicua
interna-externa hasta la distovestibular de la
7 y la marginal, para luego pasar a la centro
vestibular de la 7 y, a partir de ahí, hacer un
componente vertical.
Se procede a realizar una osteotomía en la
distal y la vestibular desde el tercer molar
hasta la unión amelo-cemento con una broca
redonda de 4 mm de tungsteno de más de 12
aspas y hojas aserradas, entre 14 000 y 18 000
rpm, con irrigación propia de preferencia.
Una vez hecho lo anterior, se procede a colocar
un elevador Bein de 2 mm en la mesial del tercer
molar y elevar la pieza. En este caso, el molar
se encuentra vertical, impactado, cubierto de
manera parcial por el hueso, generalmente
en la distal-oclusal, y las raíces se hallan
fusionadas o tienen poco hueso interradicular
(ver gura 2).
Si el tercer molar es superior, entonces la incisión
parte desde la tuberosidad con un corte en la
centro-vestibular hasta la distovestibular de la 7
marginal y la mesial de la pieza, para así hacer
un componente vertical levemente inclinado
hacia la mesial. Luego, se procede a realizar
una osteotomía en la vestibular hasta la unión
amelocemento, se coloca el elevador de Bein
de 2 mm en la mesial y se remueve el tercer
molar superior. Así es como la pieza dental se
encuentra vertical o levemente mesio-inclinada
y su corona está en relación al tercio medio de
la raíz del segundo molar.
Figura 3
Impacción amarilla
Fuente: Vargas (2023)
ROVROVODONTOLOGÍA VITAL
REVISTA ODONTOLOGÍA VITAL
P. 24
No. 39, Vol 2, 17-26 2023 I ISSN:2215-5740
Impacción amarilla:
Realizar una incisión desde la línea oblicua
interna-externa hasta la distovestibular de la 7 y
la marginal; luego, a la centro vestibular de la 7
y, a partir de ahí, hacer un componente vertical.
Se procede a efectuar una osteotomía en la
distal y la vestibular del molar hasta la unión
amelo-cemento con un broca redonda de
4 mm de tungsteno de más de 12 aspas y
hojas aserradas, entre 14 000 y 18 000 rpm, con
irrigación propia de preferencia.
Se continua con una odontosección, que puede
ser coronal de la distal a la mesial a nivel de
la unión amelo-cemento y, de ser necesario,
también una odontosección de la raíces para
individualizarlas.
Se utiliza el elevador Bein de 4 mm, primero
en la odontosección coronal para removerla,
y luego, empleando elevadores de Bein de
2mm, se remueven la o las raíces con o sin
odontosección.
En el caso de las piezas verticales, las raíces
están separadas y hay hueso interradicular.
Si el tercer molar es superior, entonces la incisión
se hace desde la tuberosidad con un corte en
la centro-vestibular hasta la distovestibular de
la 7, luego de la marginal hasta la mesial de la
pieza, para así efectuar un componente vertical
levemente inclinado hacia la mesial.
Se procede a realizar una osteotomía en
la distal y la vestibular del molar a la unión
amelo-cemento con una broca redonda de
4 mm de tungsteno de más de 12 aspas y
hojas aserradas, entre 14 000 y 18 000 rpm, con
irrigación propia de preferencia.
Debido a que las raíces se encuentran muy
separadas, se lleva a cabo una osteotomía
mucho más allá de la unión amelo-cemento
hacía la apical, exponiendo gran parte de esta
e, igualmente, se coloca el elevador de 2 mm de
Bein en la mesial y se eleva la pieza (ver gura
3).
En último caso realizar odontosección
coronal y de ser necesario interradicular en
algunas ocasiones con necesidad de levantar
colgajo por palatino para poder conseguir la
osteotomia.
Figura 4
Impacción roja
Fuente: Vargas (2023)
REVISTA ODONTOLOGÍA VITAL
ROVROVODONTOLOGÍA VITAL P. 25
No. 39, Vol 2, 17-26 2023 I ISSN:2215-5740
Impacción roja:
Puede ser igual a las clases verde, azul y
amarilla en todos los aspectos, solo que
presenta un mayor riesgo por las siguientes
causas.
En el caso de la inferior, las raíces de la cordal se
superponen con la imagen radiológica del canal
mandibular, lo que presupone no solo un riesgo
durante la osteotomía, sino también una mayor
probabilidad de cambios en la sensibilidad de
V3.
Además, puede haber poca distancia entre
la apical del molar y el borde inferior de la
mandíbula, lo que que presupone un mayor
riesgo de fractura mandibular transoperatoria.
Igualmente, es posible que haya cordales con
posiciones atípicas (ver gura 4).
En el caso de la superiores, las raíces se
superponen con la imágen del antro maxilar
más allá del tercio cervical de estas; además, en
posición palatinizada del molar.
Por su parte, existen situaciones en las que la
tuberosidad es muy delgada o inexistente con
un riesgo aumentado de desplazamiento a
otros espacios como el pterigoideo. Hay casos
en los que la altura en que se encuentra el
molar presume una osteotomia amplia que deja
sin soporte al tercer molar.
CONCLUSIÓN
La clasicación propuesta tiene una ventaja
real que consiste en predecir la dicultad de
la remoción del molar y sugerir la técnica para
cada caso implícitamente. De lo anterior, se
puede proceder con la remoción de los molares
o, entre más se eleve el grado, tomar las
consideraciones del caso, por ejemplo, observar
la pieza en cuestión como un tratamiento
conservador.
La facilidad y el pragmatísmo de la
clasicación permite que los profesionales
en Odontología organicen su tiempo de la
mejor manera posible, clasicando los molares
individualmente, para así predecir que, con las
impacciones verde y azul, se necesitará mucho
menos tiempo que para la impacción amarilla y
la consideración especial en impacción roja.
Se presupone que la técnica de remoción
de molares es, en general, estándar, con
osteotomías que no varían mucho de una
escuela a otra ni permiten unicar basado en lo
anterior.
De esta forma, la dicultad de cada remoción
de molares, acompañada de una técnica para
la forma en la que se realiza el colgajo, las
brocas que se utilizan para la osteotomía o el
tipo de separador que se utiliza, cabe dentro de
los parámetros de la clasicación y, con algunas
variantes, se ajusta a lo propuesto.
Dr. Jairo Vargas Martínez
Cirujano dentista, Universidad de Costa Rica.
Especialidad en Cirugía Oral y Maxilofacial, Universidad
de Heidelberg, Alemania.
MBA de la Universidad Estatal a Distancia, Costa Rica.
Profesor de Cirugía oral y Maxilofacial, Facultad de
Odontología, Universidad de Costa Rica .
dentaldoctorcr@gmail.com
El autor no tiene ningún conicto de intereses.
El artículo no requirió de nanciamiento.
ROVROVODONTOLOGÍA VITAL
REVISTA ODONTOLOGÍA VITAL
P. 26
No. 39, Vol 2, 17-26 2023 I ISSN:2215-5740
Referencias bibliogracas
Abu Alhaija, E. S. J., AlBhairan, H. M. y AlKhateeb, S. N. (2011). Mandibular third molar space in different
antero-posterior skeletal patterns. European Journal of Orthodontics, 33: 570–576.
Årtun, J., Thalib, L. y Little., R. (2005). Third molar angulation during and after treatment of adolescent
orthodontic patients. European Journal of Orthodontics, 27: 590–596
Batista Camargo, I., Batista Sobrinho, J., De Souza Andrade, E. y Van Sickels, J. (2016). Correlational study
of impacted and nonfunctional lower third molar position with occurrence of pathologies. Progress in
Orthodontics, 17: 26.
Briguglio, F., Zenobio, E., Isola, G., Briguglio, R., Briguglio, E., Farronato, D. y Awad Shibli, J. (2011).
Complications in surgical removal of impacted mandibular third molars in relation to ap design: Clinical
and statistical evaluations. Quintessence International, 42(6).
Chiapasco, M. (2004). Cirugía oral: texto y atlas en color. Editorial Masson.
Ferreira de Andrade, P., Nogueira Silva, J., Salles Sotto-Maior, B., Gisele Ribeiro, C., Lopes Devito, K. y Souza
Picorelli Assis, N. (2017). Three-dimensional analysis of impacted maxillary third molars: A cone-beam
computed tomographic study of the position and depth of impaction. Imaging Science in Dentistry 47: 149-
55
Gay, C. y Berini, L. (2004). Tratado de cirugía bucal. Editorial Ergon.
Gintaras, J. y Povilas, D. (2013). Mandibular third molar impaction: Review of literature and a proposal of a
classication. Journal of oral and Maxillofacial research, 4(2), 1-12.
Horch, H. (1996). Cirugia oral y Maxilofacial. Editorial Masso.
Hupp, J., Ellis III, E. y Tucker, M. (2010). Cirugía oral y maxilofacial contemporánea. Elsevier Mosby.
Kunst, N., Shulze, R., (2021). Three-Dimensional Clasfcation of lower third molars and their relationship to
the mandibular canal. J Oral Mixillofac Surg 79: 1611-1620.
Langsten, R. y Dunn, W. (2008). The Impact of Retained Third Molars on the Deployed Airman. Military
Medicine, 173(1): 27–28.
Miclotte, A., Grommen, B., Lauwereins, S., De Llano-Pérula, M., Alqerban, A., Verdonck, A., Fieuws, S., Jacobs,
R. y Willems, G. (2017). The effect of headgear on upper third molars: a retrospective longitudinal study.
European Journal of Orthodontics: 426–432.
Prajapati, V. K., Mitra, R. y Vinayak, K. M. (2017). Pattern of mandibular third molar impaction and its
association to caries in mandibular second molar: A clinical variant. Dental Research Journal, 14(2).
Raspall, G. (1994). Cirugía oral. Editorial panamericana.
Rood, J. P. y Shehab B. A. (1990). The radiological prediction of inferior alveolar nerve injury during third
molar surgery. Br J Oral Maxillofac Surg, 28(1): 20-5.
Santosh, P. (2015). Impacted Mandibular Third Molars: Review of Literature and a Proposal of a Combined
Clinical and Radiological Classication. Annals of Medical and Health Sciences Research, 5(4).
Esta obra esta bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional(CCBY4.0)