EDITORIAL

Apuke y Omar (2021) aplicaron una encuesta a 385 personas nigerianas, mayores de edad, para determinar el factor que las motivaba a compartir una noticia en torno al tema de COVID-19, sin confirmar si la información compartida era falsa o cierta.


Para diseñar el cuestionario, los autores se basaron en el Modelo de Usos y Gratificaciones de Katz et al, postulado

Revista Odontología Vital https://revistas.ulatina.ac.cr/index.php/ odontologiavital

ISSN: 2215-5740


Noticias falsas y odontología.

Las publicaciones de corte científico no están exentas de contener información falsa y el gremio odontológico puede ser víctima de las distorsiones que algunos medios promueven en sus redes. Por otro lado, las publicaciones veraces, centradas en datos, parecen no provocar el mismo interés en los lectores, a pesar de diseminar hallazgos confiables y relevantes. De modo que la comunidad científica se encuentra con el dilema de cómo difundir conocimientos valiosos y oportunos que luchen contra la desinformación.


El fenómeno de las fake news es alarmante, puesto que logra seducir al lector, quien, entre interacciones y clicks se convierte en un promotor de la desinformación.


Pronto, el contenido se encuentra en todas partes, y comienza a implantarse dentro del pensamiento colectivo, con esto, la percepción pública es manipulada y el contenido falso termina siendo legitimado por la creencia popular.

en 1974. Encontraron que el factor más importante que predecía que una noticia sería compartida, sin ser validada, es el altruismo.


Es decir, la propagación de reportajes falsos podría originarse de la necesidad de servir a otros al transmitir una noticia que parece relevante para su bienestar. Otros factores importantes que estimulaban esta conducta fueron compartir información y socializar.


De ser así, parece necesario que las organizaciones de salud jueguen un papel activo dentro de las redes sociales, de modo que la información transmitida combata mitos y modas dañinas.


El efecto nocivo de las redes, no se reduce a Facebook o Instagram, sino que incluye plataformas como Whatsapp y YouTube.


En el año 2018, Al Khaja et al. publicaron un estudio realizado en Bahrain, donde evaluaron la veracidad de 22 afirmaciones que se propagaban en cadenas de Whatsapp acerca de drogas, suplementos dietéticos y bisphenol-A tóxico. Se observó que el 59.1% de los mensajes contenían información potencialmente engañosa (exagerada o insuficiente), 27.3% eran afirmaciones falsas y solamente el 13.6% presentaba aseveraciones verdaderas.


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Una posible estrategia para la comunidad científica, postulada por Jacob (2021), es hacer uso del storytelling para sintetizar los hallazgos científicos. El autor considera que esto podría permitir que los datos valiosos se tornen visibles a los ojos de los gestores políticos, quienes pueden tomar medidas en el ámbito de acciones gubernamentales.


Adicionalmente, Dias Da Silva & Walmsley (2019) mencionan algunas estrategias para verificar si la información leída pertenece una fuente confiable:


  1. Sea escéptico y no crea en todos los documentos que lee. Las noticias falsas suelen recurrir al aspecto emocional, lo que hace que el lector se sienta identificado o alarmado muy rápidamente. Esto lo motiva a compartir la información sin dedicar unos minutos a cuestionarla.


  2. Lea la información con calma, poniendo atención al contenido. Es fundamental no basarse exclusivamente en el título de una noticia. Todo mensaje que parezca milagroso debe ser revalidado contra una o más fuentes confiables.


4-Revise la fecha de publicación, ya que en ocasiones se muestran noticias antiguas y desactualizadas haciendo creer al lector que se trata de contenido actual.


(Dias Da Silva & Walmsley, 2019)


Los autores también proponen que a nivel universitario se promueva la discusión de noticias falsas con los alumnos, de modo que estos desarrollen la habilidad de evaluar lo que leen con un pensamiento crítico y que sean

capaces de debatir estos temas con sus compañeros y pacientes.


Las noticias falsas cobran víctimas cuando se trata de salud y enfermedad. Las acciones para combatirlas deben ser perseverantes y firmes. Los profesionales de la salud pueden ser protagonistas en la difusión de conocimientos basados en evidencia científica. Es posible que la odontología moderna evolucione, no solo en términos de tecnología y materiales, sino también en la forma en la que comunica y educa al paciente.


Fake news and dentistry.

Scientific publications are not exempt from containing false information, and the dental professional can be one of the victims of the distortions that media may promote through different social networks.


On the other hand, truthful, data-centric publications seem not to elicit the same interest from readers, despite disseminating reliable and relevant findings. The scientific community is faced with the question of how to share valuable and timely knowledge that fights misinformation.


The phenomenon of fake news is alarming, since it manages to seduce the reader, who, between interactions and clicks, becomes a promoter of disinformation. Soon, the content is everywhere, and begins to implant itself within the collective thought, with this, the public perception is manipulated, and the false content ends up being legitimized by popular belief.


Apuke and Omar (2021) surveyed 385 adult Nigerians, to determine the factor


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that motivates people to share a news story on the subject of COVID-19, without confirming whether the information shared was false or true. To design their questionnaire, the authors were based on the Uses and Gratifications Model published by Katz et al in 1974.


They found that the most important factor that predicted if a piece of news would be shared, without being validated, is altruism. In other words, the spread of false reports could originate from the need to serve others by transmitting knowledge that seems relevant to their well-being. Other important factors that stimulated this behavior were sharing information and socializing.


If so, it seems important for health organizations to play an active role within social networks, so that the information transmitted combats harmful myths and fashions. The damaging influence is not limited to Facebook or Instagram but includes platforms such as WhatsApp and YouTube. In 2018, Al Khaja et al. published a study carried out in Bahrain, where they evaluated the veracity of

22 statements that were propagated using WhatsApp. The message chains revolved around subjects such as drugs, dietary supplements, and toxic bisphenol-A. It was observed that 59.1% of the messages contained potentially misleading information (exaggerated or insufficient), 27.3% were false statements and only 13.6% presented truthful affirmations.


A promising strategy for the scientific community, postulated by Jacob (2021), is to use storytelling to synthesize scientific findings. The author considers that this could allow valuable data to

become visible in the eyes of political leaders, who may take action in the field of government policies.


Furthermore, Dias Da Silva & Walmsley (2019) mention some strategies to verify if the information read belongs to a reliable source:


  1. Be skeptical and don’t believe every document you read. Fake news often resorts to the emotional aspect, which makes the reader feel identified or alarmed very quickly. This motivates people to share the information without spending a few minutes questioning it.


  2. Read the information calmly, paying attention to the content. It is essential not to rely exclusively on the title of a story. Any message that appears miraculous must be revalidated against one or more reliable sources.


  3. Check the date of publication: sometimes old and outdated news are republished, making the reader believe that it is current content.


(Dias Da Silva & Walmsley, 2019)


The authors also advise that at university level, the discussion of fake news with students should be promoted, so that they develop the ability to evaluate what they read with critical thinking and for them to be capable of discussing these issues with their classmates and patients.


Fake news takes its toll when it comes to health and illness. Actions to combat them must be perseverant and firm. Health professionals can play a central role in the dissemination of knowledge based on scientific evidence. The hope


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relies on the ideal that modern dentistry is likely to evolve, not only in terms of technology and materials, but also in the way it communicates and educates the patients.


Al Khaja, K. A. J., AlKhaja, A. K., & Sequeira, R. P. (2018). Drug information, misinformation, and disinformation on social media: a content analysis study. Journal of Public Health Policy, 39(3), 343–357. https://doi.org/10.1057/s41271-018-0131-2


Apuke, O. D., & Omar, B. (2021). Fake news and COVID-19: modelling the predictors of fake news sharing among social media users. Telematics and Informatics, 56, 101475. https://doi.org/10.1016/j.tele.2020.101475


Dias Da Silva, M. A., & Walmsley, A. D. (2019). Fake news and dental education. British Dental Journal, 226(6), 397–399. https://doi.org/10.1038/s41415-019-0079-z


Jacob, M. (2021). Communicating a Scientific Story. Journal of Dental Research, 101(4), 371–373. https://doi.org/10.1177/00220345211049387


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