36 ODONTOLOGÍA VITAL ENERO-JUNIO 2021
berse a que este autor trabajó con
niños mayores. Numerosos auto-
res manifiestan que la experien-
cia en situaciones previas puede
determinar la forma en la que los
niños perciben una experiencia si-
milar a futuro. Si la primera expe-
riencia dental resulta ser negativa,
es probable que las futuras expe-
riencias no se perciban bien (Loc-
ker et al. 1996). De esta manera, los
niños aprenden a asociar efectos
positivos o neutrales con visitas
dentales asintomáticas (Milson et
al. 2003) por lo que se sugiere la
realización de mayores investiga-
ciones al respecto.
En este estudio, la ansiedad paren-
tal no tuvo influencia en la cola-
boración de los niños, tópico que
ha sido estudiado anteriormente
(Majstorovic et al. 2014, Busato
et al. 2017). Estas investigaciones
han encontrado una correlación
significativa entre ambos, y se ha
afirmado que padres muy ansiosos
tienden a afectar negativamente
el comportamiento de los niños.
Soares et al. en el 2017, determinó
que, en esas condiciones, los niños
tienen 2.6 veces mayor probabi-
lidad de ser ansiosos. Todas las
edades pueden verse afectadas por
la influencia familiar, pero el efec-
to es mayor en los niños menores
de 4 años, debido a la estrecha re-
lación y dependencia de los hijos
hacia sus madres que disminuye
gradualmente (Colares & Richman
2002).
Por otro lado, la ansiedad presen-
tada por los niños sí influye en la
colaboración. En esta investiga-
ción, los niños no ansiosos tuvie-
ron 5 veces más probabilidades
de colaborar que los ansiosos. La
evidencia científica menciona que
el tratamiento dental siempre se
ha considerado una experiencia
que provoca ansiedad en muchos
pacientes pediátricos (Locker et al.
1996). A largo plazo, esto conduce,
a un aumento de los niveles de ca-
ries, episodios de dolor dental, ma-
yor número de dientes extraídos y
una posterior reducción de la cali-
dad de vida en salud bucal (Ains-
cough et al. 2019). Por lo que se
considera importante, reducir los
niveles de ansiedad de los pacien-
tes usando técnicas de manejo del
comportamiento para garantizar
el éxito del tratamiento. Además,
se recomienda una exposición gra-
dual de los niños al entorno dental
con visitas secuenciales.
Los niños que recibieron proce-
dimientos dentales sin anestesia
local colaboraron más que los que
sí la recibieron. Esto es similar a
lo encontrado por Versloot et al.
y puede ser considerado un fac-
tor protector según los resultados
hallados. No obstante, se necesi-
tan más estudios para aclarar la
relación entre la invasividad del
tratamiento dental y el comporta-
miento de los niños dentro de la
consulta (Xia et al. 2011). Los even-
tos que son altamente sensoriales
causan más ansiedad en los niños.
Por ejemplo, la visión y tacto de la
aguja así como el sonido y la sen-
sación de la pieza de mano (Wil-
son 2013, Taani et al. 2005). Por
este motivo, cualquier tratamiento
dental proporcionado a pacien-
tes pediátricos debe ser realizado
de la manera más tranquilizadora
y relajada posible, considerando
cuidadosamente las posibles con-
secuencias psicológicas del trata-
miento dental invasivo.
Una de las limitaciones del estudio
fue utilizar una muestra por con-
veniencia en una sola institución.
Además, todas las evaluaciones y
tratamientos fueron realizadas por
un solo odontopediatra, lo cual,
le resta representatividad. Se su-
gieren estudios cooperativos mul-
ticéntricos. Con respecto al uso
de las encuestas y escalas, éstas
proporcionan calificaciones sub-
jetivas, por lo que el dentista que
las utilice debe tener experiencia
Revista Odontología Vital Enero - Junio 2021. Año 19. Volumen 1, No. 34
DISCUSIÓN
El estudio del comportamiento
y el conocimiento de los factores
involucrados en la cooperación y
no cooperación de los niños, pue-
de mejorar el manejo del paciente
en odontopediatría. Ésta es proba-
blemente la responsabilidad más
importante de los dentistas que
atienden niños. establecer una
buena relación con el paciente
facilita que se completen los pro-
cedimientos dentales necesarios
y también se crea una base sólida
para fomentar su futura salud bu-
cal (Colares & Richman 2002). El
grupo etario investigado podría ser
considerado como uno de los más
complicados de atender en la con-
sulta dental. Sin embargo, debe
recalcarse que la edad cronológica
no siempre se corresponde con el
nivel de desarrollo mental y emo-
cional (Xia et al. 2011). Es preciso
afirmar que el manejo de conducta
se debe realizar en todas las etapas
de vida.
En este estudio los acompañantes
presentaron baja ansiedad, esto
es similar al resultado presentado
por Busato et al. en el 2017 (60%).
Para ese autor, 40% de los niños se
manifestaron ansiosos durante el
tratamiento odontológico, lo cual
asemeja al resultado de la presen-
te investigación (35.43%). Diversos
autores mencionan que la ansie-
dad dental de los niños disminuye
conforme aumenta la edad (Kro-
nina et al. 2017). De modo que la
edad es considerada uno de los
predictores del comportamiento
odontológico infantil y, a su vez,
un factor de riesgo (Xia et al. 2013).
A pesar de eso, en la presente in-
vestigación esa predicción según
edad no fue tan acertada.
En cuanto a la experiencia dental
previa, tampoco se encontró que
fuera un factor contundente, con-
trario a lo reportado por Suprabha
et al. Sin embargo, esto pudo de-