14 ODONTOLOGÍA VITAL ENERO-JUNIO 2021
Revista Odontología Vital Enero - Junio 2021. Año 19. Volumen 1, No. 34
del enfermo está mediada por la
personalidad, la condición psí-
quica-física, la edad de la persona
y las características de la atención
odontológica (Peñaranda, 2000).
Adicionalmente, existen otros fac-
tores a considerar, como: la pre-
sencia de discapacidad y carencias
a nivel social (disminución de los
recursos económicos, pobreza crí-
tica, emigración) (Azuero, 2011).
Existen investigaciones que abar-
can el aspecto psicológico en de-
terminadas poblaciones especiales
que requieren tratamiento odon-
tológico, como los pacientes con
síndrome de Down (Taneja, Pattni
y Pearson, 2015) o con dolor agu-
do o cronificado vinculado a pa-
tologías bucales, principalmente
aquellos que han requerido inter-
venciones quirúrgicas (Higashida,
2009).
Higashida (2009) sostiene que la
salud bucal se entiende como el
equilibrio óptimo entre el nivel
psicosocial y biológico que presen-
ta un sujeto, en virtud de conservar
sus dientes, estructuras y tejidos
de soporte en un estado de plena
funcionalidad, durante el mayor
tiempo posible. Esto debe sumarse
a: la estética de la dentadura según
las concepciones culturales de su
entorno, la adecuada interrelación
de la cavidad bucal con otras fun-
ciones orgánicas, la interacción
social por medio de la expresión
oral, y una adecuada alimenta-
ción (Alemán, González, Delgado
y Acosta, 2007). En la esfera psico-
social del paciente odontológico se
debe reconocer la influencia de la
familia, las costumbres, la cultura
y la propia comunidad en la que se
desenvuelve, debido a que afectan
su socialización y modulan su per-
sonalidad. De esta forma, cada uno
de ellos constituye una trama bá-
sica en el proceso de maduración,
su vinculación con la salud bucal y
sus cuidados específicos. A partir
de ahí se crean progresivamente
patrones, axiomas y percepciones
acerca de todo lo relacionado con
el ámbito odontológico, incluso,
de las futuras barreras u obstácu-
los (Finbarr, 2003).
Las correlaciones estadísticas en-
tre el modelo de Calidad de Vida
Relacionada con la Salud (CVRS)
propuesto por la Organización
Mundial de la Salud (OMS) enfati-
za la importancia y correlación que
existe entre el bienestar psicoso-
cial de la persona y los indicadores
de salud bucal (Thomason, Heyde
-
cke, Feine, Ellis, 2007; Walter, Wo-
ronuk, Tan, Lenz, Koch, Boening y
Pinchbek, 2007; Sischo y Broder,
2011; Takeshita, Ikebe, Kagawa,
Okada, Gondo, Nakagawa, Ishioka
e Inomata., 2015; Singh, Moraes y
Bovi, 2000). De esta forma, la in-
clusión de la psicología al campo
odontológico permite identificar,
abordar y tratar las conductas de
riesgo para la salud bucodental.
Algunos ejemplos son los hábitos
orales perjudiciales, las alteracio-
nes alimenticias, el tabaquismo,
el bruxismo, los comportamientos
disruptivos o entorpecedores, la
evitación o rechazo al tratamien-
to dental (retraso en la petición
de consulta, anulación de citas),
la drogadicción y el sedentarismo
(Peñaranda, 2000; De la Fuente,
Sifuentes y Nieto, 2014). Además,
también se abordan los temores,
fobias, estados de ansiedad, de-
presión o estrés emocional de los
pacientes vinculados al ámbito
dental (Amaíz y Flores, 2019), y
se ofrece una experiencia nueva y
personalizada basada en un enfo-
que integral. Gracias a lo anterior
es posible redefinir, la percepción
que posee el público acerca de la
odontología.
De la Fuente, Sifuentes y Nieto
(2014) sostienen que la aplicación
del conocimiento odontológico
y psicológico en forma conjun-
ta brinda un servicio de atención
primaria bucodental comprensi-
vo y enfocado en las necesidades
reales de las personas. Además,
consideran que debe basarse en
los siguientes elementos: la modi-
ficación del comportamiento para
mitigar los riesgos de hábitos poco
saludables, atención de diferentes
grupos etarios, involucramiento
de la familia-comunidad y la co-
municación efectiva (Anushka y
Ganesh, 2016). De ahí la relevancia
de la formación y capacitación en
técnicas cognitivo-conductuales y
competencias o habilidades blan-
das (soft skills), específicamente
las asociadas al comportamiento
personal, el desempeño social, li-
derazgo, motivación, comunica-
ción, flexibilidad, paciencia, em-
patía, persuasión, manejo de las
emociones y gestión del tiempo
(Amaíz y Flores, 2019). Estos son
considerados los pilares de la in-
teligencia emocional (Giordano
y Álvarez, 2017), lo cual, coincide
con la caracterización actitudinal
reportada en esta investigación.
Aquí, un porcentaje importante
de los participantes expresó la ne-
cesidad de recibir entrenamiento
o capacitación en herramientas
de intervención psicológica que
les permitan responder de forma
diligente, práctica, competente y
oportuna, a los desafíos inherentes
al quehacer diario del profesional
y su equipo de trabajo. Esto, se
traduce en una actitud general de
tipo favorable (positiva) a esta vi-
sión interdisciplinaria. También es
consistente con lo planteado por
Harris, García y Garduño (2005)
respecto a la necesidad que los
programas de salud pública odon-
tológica involucren pautas genera-
les que orienten a los dentistas en
mecanismos eficaces para com-
prender los determinantes de la
motivación de sus pacientes y los
factores asociados al cambio de
comportamiento
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Tal como sostienen Giordano y
Álvarez (2017), la apreciación de
algunos profesionales que identifi-
can una relación entre la odontolo-