Eco.Des.Sos 2 (2021)
Contaminación Acústica Marina
Constanza Zamora Ávila a
a Escuela de Ciencias Biológicas, Universidad Latina de Costa Rica, San Pedro, Costa
Rica; constanza.zamora@ulatina.net Orcid: 0000-0003-2420-3171
Submitted: 23/4/2021| Peer reviewed: 28/9/2021 | Accepted: 1/12/2021 | Published: 6/12/2021
Resumen
La evolución de la interacción humana con su entorno va en aumento, y con ello el
surgimiento de más fuentes contaminantes. En este trabajo se pretende dar un
entendimiento general de la contaminación acústica marina, respondiendo a cómo las
actividades antropogénicas y la falta de sensibilización influyen en el desarrollo de las
especies marinas. Al no ser visible ni acumulativa pareciera que su impacto no es tan
grande, cuando en realidad sus efectos se extienden perjudicando hasta la fauna marina.
A través de una revisión sistemática de artículos científicos en las bases de datos Plos
One y ResearchGate mediante el portal de Google Scholar, en los idiomas inglés y
español, se analizaron alrededor de 19 estudios de los cuales se extrajo información
concerniente a la polución sónica, características de los sonidos submarinos, fuentes de
ruido con origen antropogénico y el impacto en especies marinas. En conclusión, las
interrupciones ruidosas de origen antropogénico obstaculizan las funciones vitales y de
navegación de las especies expuestas a éstos; además de influir en cambios
comportamentales, deterioro a su salud, entre otros.
Palabras clave: contaminación, sonido, ruido, impacto antropogénico, especies marinas
Mucho se habla respecto a la contaminación y su alcance, hoy en día. Desde hace unos
siglos, es palpable la evolución de la interacción humana con su entorno, y consecuente
a esto surgen nuevas fuentes contaminantes. Entre los medios afectados por este
fenómeno se encuentra el mar, ese ecosistema acuático que permanece lleno de
incógnitas para el ser humano y, por tanto, un creciente objeto de estudio en la
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comunidad científica (André, van der Schaar, Zaugg, Houégnigan, Sánchez, y Castell,
2011).
Es un hecho que el ecosistema marino está inundado de sonidos, de origen tanto
biológicos como geofísicos naturales (olas, lluvia, etc) . Sin embargo, este ecosistema se
ve altamente perturbado producto de la contaminación acústica, generada por la
presencia de ruido de origen antropogénico. Los cuales alteran negativamente la salud
auditiva y física de los seres vivos que habitan una determinada zona (Saura, 2014).
En la actualidad, existe un creciente volumen de literatura científica donde se
documentan los potenciales efectos y consecuencias secundarias en mamíferos marinos
y, además, aborda leyes ambientales en el cuadro de protección de estas especies
(Comisión de Mamíferos Acuáticos de Estados Unidos, 2007).
A pesar de la existente ambigüedad en cuanto a los efectos del ruido en cetáceos, existen
proyectos internacionales como LIDO (Listening to the Deep Ocean Environment), que
se encargan del monitoreo constante del ruido en el ecosistema marino para detectar las
especies afectadas por éste (André et al, 2011).
André et al (2011) discuten los efectos perjudiciales en cetáceos a la sobreexposición de
ruido y las principales fuentes, así como los métodos que utilizaron para estudiarlos; y
muchos otros más con abundante información alrededor de este tópico.
Parte de que los principales responsables de la contaminación acústica marina continúen
desarrollando proyectos que están afectando físicamente, alterando comportamientos y
generando un trauma en a diversas especies, es debido a la falta de asesoría o
ignorancia de este escenario perjudicial, principalmente, para cetáceos. El desarrollo de
la vida submarina se podría ver beneficiado de los estudios que buscan dar a conocer y
crear consciencia de la situación que experimentan los seres que habitan estas zonas.
Para así, hallar la manera de producir un impacto menos negativo en el curso de sus
vidas; a través de soluciones para alcanzar el equilibrio sonoro, las cuales son
propuestas posteriormente a darse cuenta cuál es el panorama general.
La literatura sobre contaminación acústica precisa la grave repercusión de ésta sobre los
ecosistemas.
Para obtener una comprensión más completa y centrada en la experiencia de la vida
marina se requiere una recopilación de dicha información; por tanto, en este trabajo se
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pretende dar un entendimiento general de la contaminación acústica marina y su impacto
en la fauna que se aloja en los mares. De forma que se busque responder a la pregunta:
¿Cómo las actividades antropogénicas y la falta de sensibilización influyen en el
desarrollo de las especies marinas?
Materiales y métodos
Se realizó una revisión sistemática de estudios científicos y literatura gris (reportes de
sociedades científicas, libros, conferencias y material audiovisual) dedicados al impacto
de las actividades humanas en el desarrollo de la vida marina.
En primer lugar, se llevó a cabo una squeda en Google Académico de documentos
publicados acerca de la contaminación acústica marina, tanto en contexto de
investigación práctica como teórica, dentro del marco internacional. La squeda se hizo
en idiomas español e inglés, y utilizando las palabras clave "Contaminación acústica ",
"Impacto antropogénico", "Especies marinas", "Vulnerabilidad al ruido", "Consecuencias
fisiológicas y comportamentales". Posteriormente, se efectuó una inspección de las
referencias bibliográficas de los artículos previamente seleccionados, en busca de más
estudios relacionados al tema central.
Se aplicó como criterio de inclusión que los estudios incluyeran conceptos clave de la
problemática, las consecuencias directas sufridas por el entorno biológico y el
comportamiento físico del sonido en el medio acuático. El criterio de básico de exclusión
fue que los documentos profundizaran mucho en el ámbito legal de conservación y salud.
Tras la primera búsqueda se recopilaron 9 publicaciones, de los cuales 3 fueron
excluidos por falta de información relevante para esta revisión. Luego de un análisis en
los mismos documentos, se eligieron finalmente 18 artículos, 1 libro y 1 video.
La información analizada se estructuró en cuatro apartados: qué es la contaminación
acústica, qué caracteriza a los sonidos submarinos, cuáles son las fuentes
antropogénicas del ruido en océanos y de qué manera impacta la polución sónica en las
especies marinas. De las investigaciones examinadas se extrajo información sobre
elaboración del estudio, sujetos, resultados de experimentación, teoría de conceptos,
interpretación de los resultados, conclusiones.
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Resultados y Discusión
¿Qué es la contaminación acústica?
Al descomponer la frase se obtienen la palabra "contaminación", relacionada a una acción negativa
y perjudicial que degrada el ambiente, y el vocablo "acústica", comúnmente asociado a sonidos,
ruidos y la percepción de éstos. Lo que lleva a precisar su significado, de acuerdo con Saura (2014),
como un exceso de ruido provocado por actividades humanas que perturba una determinada zona.
Para Kryter (1985, citado por Peña, 2011): "el ruido es definido como energía acústica audible que
afecta de manera adversa al bienestar fisiológico-psicológico de las personas". Además, se podría
ampliar el concepto a que los afectados sean seres vivos en general, de forma que sean incluidos
humanos, fauna y flora.
Y, específicamente, el tipo de contaminación abordado en este estudio se refiere a este suceso,
pero, bajo el agua. Siendo así, un fenómeno ligeramente distinto ya que las propiedades del sonido
varían según el medio y, asimismo, el impacto ejercido y en qué organismos.
El humano, al no estar adaptado a las condiciones del medio acuático, ha desarrollado actividades
económicas e investigativas en los litorales que han irrumpido esas condiciones naturales, al
agregar ruidos abióticos al entorno submarino. Esa falta de percepción del ruido de labores de
extracción de gas y petróleo, transportes marítimos, sonares y otras (Comisión de Mamíferos
Marinos, 2007) de la forma cómo lo experimentan, por ejemplo, los cetáceos, es lo que perpetúa la
contaminación acústica sin control alguno.
Por consiguiente, el movimiento de protección de la vida marina busca llegar más allá de
comprender lo que les toca vivir a estas poblaciones expuestas a los contaminantes sonoros. Es
decir, considera importante el hecho de continuar investigando los efectos secundarios, así como
modificar esas estrategias aplicadas actualmente que están provocando daños, para alcanzar ese
punto de equilibrio en el que la convivencia entre humanos y resto de individuos dentro del
ecosistema sea armónica y no perjudicial para ninguna de las partes.
¿Qué caracteriza a los sonidos submarinos?
Al discutir energía acústica, en rminos físicos, la descripción de la propagación de una onda
sonora consiste en: "compresiones y rarificaciones alternas de moléculas dentro de un medio
elástico (líquido o gas o sólido), que son detectadas por un receptor como cambios de presión."
(Simmonds, Dolman y Weilgart, 2003, p.12).
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Para una mayor facilidad en el estudio, y al realizar comparaciones, de esas vibraciones acústicas,
éstas son identificadas por elementos tales como la frecuencia, velocidad, amplitud, intensidad y
longitud de onda (Simmonds et al, 2003); véase la Tabla 1 con dichas características listadas junto
a su unidad de medida correspondiente. Particularmente, al viajar a través del medio marino
también se podrían considerar factores como temperatura, profundidad y salinidad de las aguas
(Saura, 2014).
Tabla 1
Las características del sonido y sus correspondientes unidades de medida
Característica
Unidad
Frecuencia (f)
Hertz (Hz)
Velocidad (c)
Metros por segundo (m/s)
Amplitud (a)
Metros (m)
Intensidad
Vatio por metro cuadrado (W/m²)
Longitud de onda (
Metros (m)
Basado en el Sistema Internacional de Unidades (SI).
Existe una principal diferencia entre el viaje del sonido por el agua o por el aire, que marca
distinciones claras en el proceso evolutivo atravesado por los organismos, para así, desarrollar
estructuras mejor adaptadas al medio en el que se encuentren. Este factor es la velocidad; la
efectividad de recorrido de las ondas sonoras vía acuática es superior que por vía rea, bien lo
expresa André (2017) cuando recalca que el sonido viaja 5 veces más rápido en el agua en
comparación a cuando viaja en el aire.
Este contraste puede ser evidenciado con la ayuda de la siguiente fórmula:
En la ecuación 1, la "B" representa la propiedad elástica del medio y "ρ" (rho) la densidad del medio.
Y estos valores varían según la temperatura, presión y salinidad a la que se pretenda hacer el
c=
(1)
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cálculo, sin embargo, con la operación más sencilla y valores estándares se puede evaluar como
se presenta en la Tabla 2.
Tabla 2
Estimación de la velocidad del sonido en agua salada y aire
Medio
B
c
Agua salada
2,25x109 N/m2
1500 m/s
Aire
1,41 x108 N/m2
331 m/s
*Los resultados son aproximados, a una temperatura de 0 °C y presión de 1 atm.
De donde se puede interpretar que la propagación de las ondas acústicas por medio del aire es
más lenta que por medio del agua. Fenómeno explicado por el mismo concepto de sonido, que la
velocidad de viaje depende de cómo se deje comprimir ese medio elástico al ejercer presión la
onda.
La intensidad puede medirse en la escala de W/m², sin embargo, es más común utilizar las
unidades de decibeles (dB) para estudiar estas diferencias de presión; al expresarse en decibelios
el resultado es dado en una relación logarítmica respecto a un valor de referencia (García, 1988).
Cuando se analizan los sonidos submarinos, tanto los naturales de fondo como el ruido, es más
sencillo primeramente detectar los cambios de presión y luego interpretarlo en intensidad. Y de la
intensidad se entiende que es la medida de la energía mecánica por unidad de superficie en la
dirección de propagación (Simmonds et al, 2003).
Según la dirección de propagación de las ondas bajo el agua, éstas se clasifican como
longitudinales, es decir, el avance de la vibración de la onda concuerda con la dirección de
propagación. Y se sobreentiende que son clasificadas como ondas mecánicas, porque se exige la
existencia de un medio elástico para propagarse (García, 1988).
¿Cómo es percibido este sonido?
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Entre la fauna marina, los que cuentan con una percepción del sonido más eficiente se podría
concluir que son los cetáceos por su complejo sistema auditivo, comprobado ser mucho más
sensible que el oído humano. Mooney, Yamato y Branstetter (2012) determinaron, después de
comparar múltiples estudios, que los rangos de audición y sensibilidad de odontocetos presenta
una gran diversidad según las diferencias entre especies y variaciones individuales.
Una prueba de esa sensibilidad acústica, particularmente en la especie Phocoena phocoena
conocida vulgarmente como marsopa común, es precisada en los audiogramas analizados por
Kastelein, Bunskoek, Hagedoorn, Au y de Haan (2002). De los cuales se interpreta que las
marsopas de puerto tienen capacidades auditivas de 0,25 a 180 kHz, con una máxima sensibilidad
entre 100 y 140 kHz. Las vocalizaciones de los cetáceos también permiten darse una idea de su
perceptibilidad auditiva, como indican Simmonds et al (2003), y en tal caso éstas se extienden en
un amplio rango de frecuencias desde los 130-150 kHz de los pulsos ultrasónicos de las marsopas
hasta 10-15 kHz en los gemidos de ballenas azules.
Es decir, lo que para algunos seres humanos ya es un sonido molesto por su volumen, tono y
duración, para las especies marinas con una audición más sensibilizada es un fenómeno aún más
desagradable. La percepción del sonido en especies marinas ha sido considerada un don admirable
por la cantidad de beneficios para su propio desarrollo bajo el agua, mientras que ante la
contaminación acústica es una gran desventaja y los mantiene más expuestos a consecuencias
negativas.
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¿Cuáles con las principales fuentes antropogénicas del ruido en océanos?
Los océanos contienen sonidos naturales que ya forman parte de su ecosistema, de igual manera,
las actividades desarrolladas por humanos cerca de estas zonas aportan aún más ruido. Entre
estos ruidos ambientales se encuentran procesos físicos: el movimiento de placas tectónicas
(generado por sismos o erupciones volcánicas), el viento, las olas del mar, la lluvia; y ruidos
biológicos: la vocalización de mamíferos marinos y peces (Simmonds et al, 2003).
Por otra parte, la lista de fuentes antropogénicas de ruido es amplia y diversa. Por ejemplo, el mayor
impacto se le retribuye a acciones en la categoría de construcciones, producciones de gas y
petróleo, transporte, sonares e investigaciones científicas (Saura, 2014). Igualmente, la Comisión
de Mamíferos Marinos (2007), destaca que las causas dominantes de contaminación sonora son
la navegación comercial y los estudios sísmicos asociados con la exploración para petróleo y gas.
En cuanto a construcciones, se incluyen esos trabajos para fabricar túneles, los dragados para
aumentar la profundidad de canales y para minería submarina (Saura, 2014). Asimismo,
recientemente, un importante contaminante ha sido la construcción, precisamente, de granjas
eólicas en el océano (Simmonds y Brown, 2010).
Durante el proceso de exploración, instalación y producción de gas y petróleo se producen
constantes sonidos molestos que trascienden largas distancias submarinas. Ya sea durante los
procesos de perforación, colocación de tuberías, bombeo, generación de energía y hasta cuando
se transportan las maquinarias y personal (Simmonds et al, 2003).
Con respecto al transporte, así sea por vía marítima o vía aérea representa una gran porción
del ruido en ambiente submarino. Las embarcaciones contribuyen a esto con el sonido que
producen sus motores, bombas, sistemas de propulsión, hélices y equipos eléctricos (Saura, 2014).
Particularmente, los navíos para navegación comercial ocasionan estruendos mediante la
cavitación de la hélice, el flujo hidráulico sobre el casco, la maquinaria de propulsión y la flexión del
casco (Comisión de Mamíferos Marinos, 2007). Del mismo modo, ese siseo de los buques se debe
a la cavitación de la hélice; la cual al girar crea regiones de baja presión en sus extremos y cuando
estas presiones negativas son muy fuertes forman burbujas, al colapsar estas burbujas contra la
misma superficie de la hélice ocasionan ese fuerte silbido (Simmonds et al, 2003).
Por otro lado, los aviones interrumpen con el ruido de sus máquinas de pistón, turbinas, hélices y
rotores. Y al ser una transmisión aire-agua las características del sonido submarino son distintas,
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y si el ángulo entre la línea del avión y el nivel del agua es mayor a 13º se comporta como una
superficie reflectante, por lo que, el sonido no penetra en las profundidades marinas (Saura, 2014).
Los sistemas de sonares son mayoritariamente utilizados para actividades navales y pesqueras
(Simmonds et al, 2014), y presentan rangos de frecuencia muy variables. Incluso, una innovadora
tecnología de sonares de baja frecuencia activa (con las siglas anglosajonas LFAS) está siendo
desarrollada por Estados Unidos y otros países, con el propósito de detectar submarinos a cientos
de kilómetros (Comisión de Mamíferos Marinos, 2007). Conforme a lo escrito por Cihlar (2004),
esta reportado que dicha tecnología de LFAS ha causado la muerte directa de ballenas debido al
sangrado interno por exposición a estas ondas sonoras.
Otro importante contribuyente son los estudios sísmicos, llevados a cabo
para el monitoreo de las reservas de combustibles fósiles y para indagar en la
geología del fondo marino (Comisión de Mamíferos Marinos, 2007).
¿De qué manera impacta la polución sónica en las especies marinas?
Las especies que habitan bajo el agua son obligadas a desarrollarse en un medio donde el sonido
se propaga mejor que en cualquier otra forma de energía, gracias a esto han evolucionado para
así aprovechar de esta eficacia del viaje del sonido (André, Houégnigan, van der Schaar, Delory,
Zaugg, Sánchez, y Mas, 2014). Además, la deficiencia de luz en estos fondos submarinos ha
contribuido a que la fauna marina dependa aún s del sonido para funciones vitales como:
alimentación, reproducción, comunicación y navegación (Simmonds, Dolman, Jasny, Parsons,
Weilgart, Wright, y Leaper, 2014).
Qué tanto el ruido antropogénico interrumpe en el curso de sus vidas es relativo, bien lo establece
André (2017) cuando aclara que conlleva tiempo de estudio para analizar todas las variables y
aunque en ocasiones no es tan claro un cambio en la respuesta comportamental, tampoco se
puede asumir que no haya consecuencias biológicas a esta exposición constante de ruidos fuertes.
Por consiguiente, la cuestión es si es posible que el ruido interfiera en sus habilidades para ejecutar
actividades normales o hasta causarles daños físicos que comprometan su supervivencia (And
et al, 2011).
La contaminación acústica marina puede tener efectos muy perjudiciales en los organismos que
pueblan este ecosistema. Puntualmente, una consecuencia directa es, de acuerdo con Simmonds
et al (2003), cambios en el comportamiento a corto plazo. Lo cual influye en cómo socializan,
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vocalizan, bucean hasta afecta sus patrones alimenticios, incluso se ha documentado de algunos
cetáceos que abandonan sus hábitats para huir del ruido. Estas perturbaciones son significantes
cuando son repetidas y de larga duración, ya que se induce estrés, debilidad y por último la muerte.
El estrés busca tensar al espécimen y esto lo logra al amenazar o perturbar la homeostasis
(equilibrio dinámico) de los animales a través de estímulos intrínsecos o extrínsecos. Los factores
estresantes tras de alterar la homeostasis, generan respuestas conductuales y fisiológicas para
poder superar la amenaza (Wendelaar-Bonga, 1997).
De esta manera, está claro como el ruido, aunque en primera instancia no parezca ser un arma tan
peligrosa, de una u otra forma ocasiona un impacto en quienes están expuestos a este. Por
ejemplo, los ensordecedores sonidos que acompañan una embarcación podrían desorientar a los
individuos y consecuentemente, según André (2017), ellos chocan contra las estructuras metálicas
y a partir de ahí se desencadenan una serie de eventos nocivos para su salud sica. O en otras
ocasiones, el ruido produce un trauma directo evidente solo que la humanidad no se percata o
decide no hacerlo para continuar con ciertas actividades, tal es el caso del uso de sonares; así
como, Cihlar (2004) expresa que la exposición de las ballenas a los sonares de baja frecuencia
activa podrían generar graves daños a sus sistemas inmunes, además de darles la sensación de
estarse cocinando como en un microondas.
Entre otros síntomas experimentados por cetáceos y otras especies marinas se encuentran la
elevación de cortisol plasmático como indicador de estrés e interferencia en cómo utilizan sonidos
para su comunicación y navegación (André et al, 2014). Esta sobreexposición acústica obstaculiza
la reproducción, ya que interrumpe el envío de sus llamados, y ecolocación, por lo que complica su
manera de orientarse y buscar comida.
Al estudiar estos efectos negativos en distintas especies, se debe focalizar la investigación a un
área determinada y analizar los datos de un rango de tiempo suficiente como para obtener indicios
de patrones de cambio constantes. Un ejercicio naval conocido como Neo-Tapon, llevado a cabo
en 2002 a más de 100 kilómetros al norte de las Islas Canarias, fue precisamente objeto de estudio
para examinar su efecto en los cetáceos llamados ballenas picudas. En donde recuperaron los
cuerpos de varias ballenas ya descompuestas, de las cuales pudieron realizar deducciones tras
examinaciones postmortem y estudios hispatológicos. De las diez ballenas picudas
inspeccionadas: ocho eran Ziphius cavirostris, una Mesoplodon densirostris y una Mesoplodon
europaeus. En estos animales se encontraron embolias sistemáticas de grasa muy raras para
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cetáceos varados, y la interpretación corresponde a sugerir que las ballenas picudas son
conductual o fisiológicamente susceptibles a los efectos del ruido (Fernández, Edwards, Rodríguez,
Espinosa, Herráez, Castro, Jaber, Martín y Arbelo, 2005).
Otro estudio dirigido en la Bahía de California del Sur señala cambios en el comportamiento de una
población de ballenas azules, de la especie Balaenoptera musculus. En condiciones usuales estas
ballenas en peligro de extinción producen sonido de baja frecuencia, es decir, iguales o menores a
100 Hz y éstos son asociados a la búsqueda de alimento tanto para machos como para hembras.
Sin embargo, cuando un sonar activo de media frecuencia estaba a sus alrededores, las ballenas
azules disminuyeron el tiempo dedicado a producir estos llamados (Párraga, Moore y Fahlman,
2018).
Una síntesis de algunos de las principales consecuencias de la contaminación acústica marina se
presenta en la tabla a continuación:
Tabla 3
Posibles impactos de la polución sónica
Fisiológicos
Auditivos:
Daño a tejido corporal (ej. hemorragias internas, rupturas
de tejido pulmonar)
Embolia
No Auditivos:
Daño grave a los oídos
Desplazamiento permanente o temporal del umbral de
audición
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Con relación
al estrés
Viabilidad comprometida de los individuos
Supresión del sistema inmunológico, y vulnerabilidad a
enfermedades
Disminución de la tasa de reproducción
Encallamiento
Interrupción de comportamientos normales como
alimentación y crianza
Pérdida de eficiencia (ej. llamadas de apareamiento menos
efectivas)
Perceptivos
Enmascaramiento de la comunicación con conespecíficos
Enmascaramiento de sonidos biológicos importantes, como
llamadas de depredadores
Interferencia con la capacidad de interferir acústicamente el
ambiente
Interferencia con la búsqueda de alimentos
Crónicos
Efectos acumulativos y sinérgicos
Sensibilización del ruido
Habituación al ruido, causando que permanezcan cerca de
niveles de ruido perjudiciales
Indirectos
Degradación de la calidad y disponibilidad de hábitats
Reducción de disponibilidad de presas
Fuente: " An updated note on the vulnerability of cetaceans to acoustic disturbance", de Dolman y Simmonds,
2006, Whale and Dolphin Conservation Society, 58, p.2.
Por otro lado, estas víctimas también buscan adaptarse y luchar contra los fuertes y molestos
sonidos. Tal es la situación documentada por Melcón, Cummins, Kerosky, Roche, Wiggins y
Hildebrand (2012) cuando detectaron que los llamados entre ballenas azules aumentaron junto con
su frecuencia y el nivel de presión de sonido, ya que buscaban seguir comunicándose a pesar del
sonido de banda ancha proporcionado por barcos.
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Algo semejante ocurre con las ballenas estudiadas por Williams, Bain, Ford y Trites (2002), más
en términos de ajustar su desplazamiento. Al momento de pasar un buque, éstas persiguieron una
trayectoria menos directa que la anteriormente reportada que cuando las habían avistado bajo
condiciones normales. Además, no fueron evidentes cambios comportamentales, con excepción
de una respuesta de las ballenas orcas masculinas a sonidos con niveles aproximados de 116dB.
No obstante, esos aparentemente pequeños ajustes podrían alterar mucho más de lo que los
humanos están preparados a culparse por. Inclusive influenciar cómo responden ante amenazas
biológicas que surgen por vivir en mar abierto, causando repercusiones en su salud y esperanza
de vida. Se puede ilustrar con el ejemplo de la capacidad de limitar la captación de nitrógeno para
así evitar émbolos gaseosos en vertebrados marinos y cómo ésta ha sido afectada. Simmonds et
al (2003) describe esta formación de burbujas por concentraciones de gas disueltos en la sangre y
órganos como enfermedad de descompresión. Entonces, las tortugas marinas, cetáceos, y otros
mamíferos marinos buceadores compresionan sus pulmones motivando el colapso de los alvéolos
para bloquear el intercambio de gases en las profundidades, de manera que no se forman émbolos
gaseosos cuando ascienden y, por tanto, tampoco sufren de síntomas de la enfermedad de
descompresión. Pese a lo cual, la polución sónica generada por un sonar de frecuencia media ha
sido asociada a émbolos gaseosos y severas lesiones en ballenas picudas, cachalotes, focas,
tortugas y delfines (Párraga et al, 2018).
Finalmente, una actividad antropogénica de la cual se obtienen gran cantidad de beneficios y
superficialmente se podría considerar amigable con el ambiente es la producción de energía
renovable, particularmente la marina. La industria concerniente a esta actividad también tiene un
impacto sonoro en el ecosistema submarino. Conforme a Simmonds y Brown (2010), durante la
operación de turbinas u otras estructuras, mantenimiento de buques, dragado, perforación,
explosiones y más acciones contribuyen a originar una nube de ruido. A pesar de ello, es rescatable
un resultado positivo de esto y es que la zona ocupada por ese conjunto de dispositivos de energía
renovable puede convertirse en un área protegida, donde la pesca y el transporte marítimo serían
limitados o excluidos.
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Conclusión.
En la revisión llevada a cabo se ha intentado englobar las principales consecuencias del
ruido antropogénico en la vida marina, así como sus fuentes y características. Mientras
que se incita a crear conciencia acerca del impacto tan negativo que la contaminación
acústica tiene sobre el curso natural del ecosistema marino. La educación ambiental
necesita de ejemplos concretos de lo que experimentan estos seres vivos para conmover
a la sociedad, igualmente se requiere de su difusión en eventos y campañas de
sensibilización orientadas a esta temática.
La carencia de responsabilidad y de determinación para proponer soluciones a la
problemática enfrentada en los mares en cuanto a la contaminación acústica debido a
actividades antropogénicas, son conductas que amenazan con perpetuar este desinterés
en la preservación de la vida marina. Al exponer la dolorosa cotidianeidad de algunas
especies, se aspira a que surjan movimientos o al menos opiniones para iniciar esta
fundamental discusión y proponer alternativas que se preocupen tanto por el progreso
humano como por el de estos animales acuáticos.
La eficacia del viaje del sonido a nivel submarino es un factor del cual depende la fauna
marina para su desarrollo en general, debido a la falta de luz en los fondos oceánicos
estas especies evolutivamente han adoptado medidas para que el sonido sea su guía.
Es decir, el sonido es una gran base que les permite desde comunicarse entre hasta
orientarse para navegar, incluyendo todas las funciones que se podrían derivar de estas
actividades.
Por lo tanto, las interrupciones ruidosas alteran el orden y cómo se desenlazan sus
acciones vitales. Las fuentes de origen antropogénico como construcciones,
extracciones de gas y petróleo, el transporte marítimo y aéreo, los sonares e
investigaciones invasivas producen molestos y fuertes sonidos que obstaculizan los
procesos de reproducción, alimentación, comunicación y navegación de las especies
expuestas a éstos.
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Igualmente, al contar con un sistema auditivo tan sensible corren riesgo de ser
perjudicados físicamente, ya que la exposición de los animales a estos ruidos influye en
cambios comportamentales, deterioro a sus oídos, desorientación, inducción de estado
de estrés, vulneración a su sistema inmune, enfermedad de descompresión, entre otros
que aún siguen en estudio o tan siquiera se han propuesto como daños colaterales.
En suma, el hecho de que este tipo de polución no sea visible para los humanos ni sea
acumulativa porque su impacto es inmediato, aunque con repercusiones a largo plazo,
es lo que la hace un arma peligrosa y silenciosa contradictoriamente. Las repercusiones
generadas en las vidas de ballenas, delfines, tortugas, focas, cachalotes y demás
especies marinas son tangibles y documentables, por ello, representan el mejor
bioindicador de los efectos de la contaminación acústica marina.
Referencias
André, M. [European Environment Foundation]. (2017, Marzo 17). Listening to the
Deep-Ocean - Michel André, Spain (ICEL 2017). Recuperado de:
https://www.youtube.com/watch?v=E5SikudvcV0
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